miércoles, 29 de febrero de 2012

TARRACO



Ubicación: Tarraco era el nombre de la actual ciudad Tarragona que se encuentra en Cataluña, España. Durante el Imperio Romano fue una de sus principales ciudades y capital de la provincia romana llamada Hispania Citerior.

Origen: La Tarraco romana tuvo su origen en el campamento militar establecido por los dos hermanos, consulares, Cneo y Publio Cornelio Escipión en 218 a.C, cuando comandaron el desembarco en la Península Ibérica , durante la Segunda guerra Púnica.


Estructura del asentamiento: El primer asentamiento romano en la zona es un campamento militar cuyo objetivo es asegurar la conquista de la península ibérica. Poco a poco, este asentamiento militar irá adquiriendo importancia.
Ciudad Romana de Tarraco: Anfiteatro

Durante los años 26-25 a.C., Tarraco se consolida como la capital de la Hispania Citerior Tarraconensis, y recibe un fuerte impulso urbanístico. Se mejoran sus servicios e infraestructuras. Durante los siglos I y II d.C., la ciudad sigue creciendo y se consolida.
Cuenta con importantes edificios como el foro provincial, el circo, el anfiteatro, el acueducto, el teatro y numerosas viviendas residenciales.
Será en el siglo V, con las incursiones visigodas, cuando comienza la caída del imperio romano y la ciudad entra en declive.




Principales restos romanos

Murallas
El asentamiento militar fue el origen de la ciudad de Tarraco. Poco después de establecerse en el lugar, durante el siglo III a.C., comenzó la construcción de la muralla, como sistema defensivo. Se compone de dos muros de grandes sillares rellenos de escombro y piedras. 
En ellos, se abrieron puertas y pequeños accesos adintelados y se levantaron una serie de torres defensivas en los puntos más vulnerables, como la torre de Minerva, la del Cabiscol y la del Arzobispo, que todavía se conservan, aunque han sufrido numerosas modificaciones.
Durante el siglo II a. C. la muralla se transforma, se amplia su perímetro, su altura y su grosor.

Foro provincial
El Forum provincial se construyó en época del emperador Vespasiano, en torno al año 73 d.C. Su función era ser el centro administrativo desde donde se dirigía la provincia desde el punto de vista político y económico.
Se situó en la parte más alta de la ciudad, sobre dos terrazas, aprovechando el desnivel del terreno. En la terraza superior se encuentra el recinto de culto imperial, que estaba formado por una plaza rectangular rodeada por un pórtico de columnas con capiteles compuestos y, al fondo, el templo de culto imperial.
A través de una escalinata se accede a la segunda terraza, donde está la plaza del Foro Provincial. Cuenta con dos torres en sus extremos que alojan las escaleras que permitían la comunicación de la ciudad baja con el Foro provincial.
Más tarde, se completó el conjunto con el circo.

Circo
El circo era el edificio donde se disputaban las carreras de carros y caballos, un espectáculo de gran popularidad en el mundo romano.

Se erigió durante el reinado de Domiciano, a finales del siglo I d.C., dentro de las murallas de la ciudad y al lado del foro, algo poco frecuente debido al tamaño de los circos. Por este motivo, su tamaño no era excesivo, tenía una forma alargada, con unos 325 metros de largo y 115 de ancho. Se calcula que tenía una capacidad para 30.000 espectadores y se levantó sobre potentes bóvedas de cemento.


La arena era el espacio donde se desarrollaba el espectáculo. Estaba dividida por la spina y separada de las gradas por un muro (el podium), cuya función era proteger a los espectadores en caso de hubiera algún accidente durante el espectáculo.

Tunel perteneciente al circo

El lado corto del lateral oeste era punto de salida de los carros. Aquí estaba la entrada principal. En el lateral contrario, se disponía la tribuna de los jueces de las carreras y la salida para los participantes heridos. Y en los otros dos laterales largos, las gradas.


Anfiteatro (Finales del siglo I o principios del siglo II)
Era el lugar donde se celebraban las luchas de gladiadores con fieras. Se ubicó en las afueras de las murallas, cerca del mar, y se aprovechó la inclinación del terreno para construir el graderío. Una parte se excavó directamente sobre la roca y la otra, se sustentó con arcos y bóvedas de hormigón.
Anfiteatro de Tarraco

Tiene planta elíptica y un aforo de 15.000 espectadores. La arena contaba con fosa bestiario y estaba separada del graderío por un podium recubierto con placas de mármol.
En el año 259, el obispo cristiano Fructuoso y sus dos diáconos, Augurio y Eulogio, fueron quemados vivos en la arena del Anfiteatro. En el siglo VI se construyó allí una basílica dedicada a estos mártires, sobre la que se levantó en el siglo XII la iglesia medieval de Santa María del Miracle.

Teatro (siglo I)
Su ubicación también está determinada por la orografía del terreno, ya que aprovecha el desnivel suelo para la colocación de las gradas.
Se conservan pocos restos y se cree que en el siglo II empezó su declive, ya que la población prefería los espectáculos del circo y del anfiteatro. En el siglo III sufrió un incendio que terminó por completo con las representaciones.

Acueducto de les Ferreres o Puente del Diablo
Data de la época del emperador Augusto y su finalidad era abastecer de agua a la ciudad de Tarraco.
En época romana Tarraco contó con dos acueductos. Uno recogía el agua del río Gaià y otro del río Francolí. Se intentaba aprovechar la pendiente natural del terreno, pero en ocasiones no era posible, como en este caso, por lo que se realizaron canalizaciones y acueductos.
El acueducto de les Ferreres está formado por dos órdenes de arquerías y sobre la última se sitúa la conducción (el specus), entre dos paredes de mampostería. También se le conoce como el Puente del Diablo, aunque éste es solo un fragmento de la canalización.


Se conservan también la Torre de Los Escipiones, que es un monumento funerario propiedad de una gran familia y la Villa romana de Els Munts, que es una gran vivienda residencial de los gobernadores romanos de Tarraco. Situada en el campo, estaba dotada con termas, patios porticados, multitud de habitaciones y dependencias, todas ellas decoradas con mosaicos y mármoles.


Restos actuales:









- La necrópolis: Se conservan construcciones funerarias tardorromanas y paleocristianas, formando el conjunto mejor conservado de la península. Hay resto de incineraciones, sarcófagos, inhumaciones, monumentos funerarios, muchos de ellos decorados con esculturas, mosaicos o pinturas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario