jueves, 26 de enero de 2012

Roma en Hispania

La conquista de la Península Ibérica

A finales del siglo III a.C., Roma y Cartago peleaban por dominar el mar Mediterráneo. Esos enfrentamientos se llamaron Guerras Púnicas. Los cartagineses controlaban las zonas costeras mediterráneas de la península Ibérica. Por eso, las legiones romanas desembarcaron en ellas para luchar contra sus enemigos. En el 208 a.C., las tropas de Roma, mandadas por el general Publio Cornelio Escipión, derrotaron a los cartagineses.

A partir de ese momento, los romanos decidieron conquistar Hispania. Avanzaron hacia el centro y el oeste, pero encontraron fuerte resistencia. Dos ejemplos muy famosos de la oposición de los pueblos indígenas a la conquista romana fueron los lusitanos, cuyo jefe era Viriato, y la ciudad celtibérica de Numancia.

Durante la etapa final de la conquista de Hispania, tuvieron lugar las Guerras Cántabras. En ellas, las legiones romanas, mandadas por el propio emperador Augusto, se enfrentaron a los pueblos cántabros, astures y galaicos, que opusieron una gran resistencia. Aunque Roma venció, la romanización de la zona norte de la actual España sería difícil y no muy profunda.


ROMA EN HISPANIA
Cuando las legiones de Roma conquistaban territorios, los convertían en provincias de su Imperio. Al principio, los romanos dividieron Hispania en dos provincias:
Hispania Citerior e Hispania Ulterior.

Esta organización cambió posteriormente. En el siglo III, Hispania estaba dividida en cinco provincias:
Bética, Lusitania, Gallaecia, Tarraconense y Cartaginense.
Más tarde, en el siglo IV, se creó una nueva provincia: Baleárica.
Los romanos establecieron en la península Ibérica numerosas colonias. Difundieron desde allí su lengua y su cultura. Se produjo, así, la expansión del latín y del Derecho romano. Durante el periodo de presencia romana, llegó también a la península el cristianismo. Además, Roma creó una importante red de vías de comunicación: las calzadas, que permitieron que ciudades muy lejanas pudieran estar comunicadas.

Estas fueron algunas de las principales ciudades de la Hispania romana: Barcino (la actual Barcelona), Tarraco (Tarragona), Hispalis (Sevilla), Itálica (muy cerca de Hispalis), Corduba (Córdoba), Emerita Augusta (Mérida), Bracara Augusta (Braga, en Portugal), Lucus (Lugo) y Caesar Augusta (Zaragoza).

En todos esos lugares, puedes ver todavía numerosas muestras de la presencia romana. Por ejemplo: la muralla de Lugo; el acueducto de Segovia; los arcos de Bará y Medinaceli; el puente de Alcántara; los teatros de Segóbriga, Sagunto, Mérida...
Recuerda que cuando hablas español, estás utilizando una lengua románica, es decir, una lengua que procede del latín.

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